viernes, 5 de junio de 2009

Ritual de iniciación


Hace apróximadamente unos 9 años y medio Los Piojos aterrizaban en el estadio de Atlanta en los albores de su etapa de banda de estadios (un par de meses antes habían debutado con un All Boys) La banda venía en franco crecimiento cuyo despegue se había originado de la mano de 'El Farolito' y 'Verano del 92', y a mediados de ese año habían editado 'Ritual' su primer disco que reflejaba una seguidilla de Obras Sanitarias consagratorios (con Maradona incluído)

Al mismo tiempo a fines del 99 yo contaba con cándidos 16 años y me disponía a ir con amigos a mi primer recital 'solo' (esto es, sin presencia de padre y/o tutor) Antes había visto la presentación de 'Circo Beat' en algún teatro del centro, había ido a ver a los Rolling Stones en su segunda visita a la Argentina y hasta había visto a Kiss en River con su show 3-d. Pero esta vez era solo y al campo. Aguante el aguante(?)

Ya el trayecto en subte (parada Carlos Gardel es la estación del Abasto) fue un cimbronazo: cuando iba llegando el subte se escuchaba un 'toc toc toc toc' que se fundía con el normal sonido que el transporte hace. Al detenerse frente a mí pude ver un vagón atestado de piojosos que golpeaban el techo y las paredes cantando 'Ay que maravilla' (tema inédito hasta el momento y que casualmente esa noche tocaron) El segundo cimbronazo se dio con la espera en el estadio, que incluía el lanzamiento de petardos que hacía que la gente tuviera que abrirse en círculos para no comerse un garrón.

Luces afuera y el show arrancó con 'Esquina Libertad' y para mi infortunio se me salió una zapatilla! Horror! pero el destino me guardaba un guiño cuando una bengala impactó la bateria de Dani Buira a los pocos momentos de comenzado el tema y la banda tuvo que detener su marcha para pedirle al público que se tranquilizara con las bengalas. Luego el show transcurrió dentro de los carriles normales con temas que yo aún no conocía como 'Te diría' o 'Los mocosos' (yo había escuchado 'Tercer Arco' y 'Azul') y 'Quemado' (con 'Los siete magníficos' y 'No te pongas azul' de Sumo mechados) Resultado de la contienda: victoria por knockout y fascinación por la banda inmediata.

Quizás la frescura que la banda transmitía en concordancia con quizás su disco más 'experimental' ('Azul') y con el comienzo de una nueva etapa para su trayectoria en la que trataban de convertir su inexperiencia en momentos para atesorar, eran los ganchos para que Los Piojos se hayan vuelto una parte importante de mi adolescencia y que generó una fanatismo que hizo que los haya ido a ver en Huracán, Velez, River, varias veces a Obras, lo mismo al Luna Park.

El paso del tiempo me hizo buscar diferentes rumbos musicales y esa búsqueda coincidió con los momentos menos prósperos (musicalmente hablando) de la banda, que aún asi continuaba acrecentando su popularidad año a año. Se los notaba cada vez más afianzados en su rol de banda de estadios, aunque esa comodidad redundara en una menor frescura y espontaneidad (atributos que aún se encontraban en destellos cuando tocaban en lugares más pequeños como el Luna u Obras) A eso se sumaba mi 'madurez' frente a un público que oscilaba entre los debutantes en recitales como el que había sido yo alguna vez, chicas 'bien' con su noviecito y jovenes entusiastas que pretendían saltar y hacer pogo en cualquier tema (ya sea 'Shup shup' como en 'Todo pasa') Ni hablar de las cuadrillas bengaleras que hubo que soportar en River, cuando se prendieron más de una veintena de las mismas.

Así me fui alejando cada vez más de la banda, aunque celebrando la edición del sólido 'Civilización' y esperando que tocaran en lugares menos masivos. Hace poco más de un mes lo vi en River gracias a que apareció una entrada de arriba y confirme lo que decía aquella canción: 'Vine hasta aquí/para poder abrazarte y sentir/ que ya tus brazos se niegan a ir/hacia los míos lentos' Días despues anunciaban un recital en el Club Ciudad para despedirse indefinidamente, en el cual no iba estar ya que mi despedida se había formalizado en el gallinero esa noche.

Podría intentar analizar a Los Piojos desde la huella que dejaron a partir de los 90, podría demostrar los cambios en el público a lo largo de estos 10 años o podría seguir enumerando datos biográficos en referencia a la banda (armónicas, llevar a mi hermano por primera vez a un recital, etc.) Pero mejor cierro la persiana recomendando (y defendiendo) sus primeros 4 discos que, aunque a muchos les pese, no solo han influenciado a muchas bandas (algunas pobres es cierto) sino que se han constituido en grandes discos de la década pasada.